Mayor Tormenta del Sistema Solar
Temperaturas y colores de nubes
© ESO/NASA/JPL/ESA/L. Fletcher
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VISIR permite a los astrónomos mapear la temperatura, aerosoles y amoníaco dentro y alrededor de la tormenta. Cada uno de estos parámetros indica cómo cambia el clima y los patrones de circulación dentro de la tormenta, tanto en lo espacial (en 3D) como en el tiempo. Los años de observaciones con VISIR, unidos a aquéllas de otros observatorios, revela lo increíblemente estable que es la tormenta a pesar de la turbulencia, trastornos y encuentros cercanos con otros anticiclones que afectan los límites del sistema de tormentas.
“Uno de los hallazgos más intrigantes muestra que la parte central de la mancha, de un color rojo-anaranjado más intenso, es unos 3 a 4 grados más cálida que el ambiente que lo rodea”, dice el autor principal Leigh Fletcher. Esta diferencia de temperatura puede no parecer mucho, pero es suficiente para permitir que la circulación de la tormenta, que normalmente va en el sentido contrario de las agujas del reloj, en el preciso centro de la tormenta cambie hacia una débil circulación en el sentido de las agujas del reloj. No sólo eso, en otras partes de Júpiter, el cambio de temperatura es suficiente para alterar las velocidades del viento y afectar los patrones de nubes en los cinturones y zonas.
“Esta es la primera vez que podemos decir que hay una estrecha conexión entre las condiciones ambientales –temperatura, vientos, presión y composición- y el color mismo de la Gran Mancha Roja”, señala Fletcher. “Aunque podemos especular, seguimos sin saber con certeza qué elementos químicos o procesos están causando ese color rojo profundo, pero ahora sí sabemos que está relacionado a cambios en las condiciones ambientales justo en el corazón de la tormenta”.
Fuente: ESO - European Southern Observatory
“Uno de los hallazgos más intrigantes muestra que la parte central de la mancha, de un color rojo-anaranjado más intenso, es unos 3 a 4 grados más cálida que el ambiente que lo rodea”, dice el autor principal Leigh Fletcher. Esta diferencia de temperatura puede no parecer mucho, pero es suficiente para permitir que la circulación de la tormenta, que normalmente va en el sentido contrario de las agujas del reloj, en el preciso centro de la tormenta cambie hacia una débil circulación en el sentido de las agujas del reloj. No sólo eso, en otras partes de Júpiter, el cambio de temperatura es suficiente para alterar las velocidades del viento y afectar los patrones de nubes en los cinturones y zonas.
“Esta es la primera vez que podemos decir que hay una estrecha conexión entre las condiciones ambientales –temperatura, vientos, presión y composición- y el color mismo de la Gran Mancha Roja”, señala Fletcher. “Aunque podemos especular, seguimos sin saber con certeza qué elementos químicos o procesos están causando ese color rojo profundo, pero ahora sí sabemos que está relacionado a cambios en las condiciones ambientales justo en el corazón de la tormenta”.
Fuente: ESO - European Southern Observatory
Mayor Tormenta del Sistema Solar
Temperaturas y colores de nubes
© ESO/NASA/JPL/ESA/L. Fletcher
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VISIR permite a los astrónomos mapear la temperatura, aerosoles y amoníaco dentro y alrededor de la tormenta. Cada uno de estos parámetros indica cómo cambia el clima y los patrones de circulación dentro de la tormenta, tanto en lo espacial (en 3D) como en el tiempo. Los años de observaciones con VISIR, unidos a aquéllas de otros observatorios, revela lo increíblemente estable que es la tormenta a pesar de la turbulencia, trastornos y encuentros cercanos con otros anticiclones que afectan los límites del sistema de tormentas.
“Uno de los hallazgos más intrigantes muestra que la parte central de la mancha, de un color rojo-anaranjado más intenso, es unos 3 a 4 grados más cálida que el ambiente que lo rodea”, dice el autor principal Leigh Fletcher. Esta diferencia de temperatura puede no parecer mucho, pero es suficiente para permitir que la circulación de la tormenta, que normalmente va en el sentido contrario de las agujas del reloj, en el preciso centro de la tormenta cambie hacia una débil circulación en el sentido de las agujas del reloj. No sólo eso, en otras partes de Júpiter, el cambio de temperatura es suficiente para alterar las velocidades del viento y afectar los patrones de nubes en los cinturones y zonas.
“Esta es la primera vez que podemos decir que hay una estrecha conexión entre las condiciones ambientales –temperatura, vientos, presión y composición- y el color mismo de la Gran Mancha Roja”, señala Fletcher. “Aunque podemos especular, seguimos sin saber con certeza qué elementos químicos o procesos están causando ese color rojo profundo, pero ahora sí sabemos que está relacionado a cambios en las condiciones ambientales justo en el corazón de la tormenta”.
Fuente: ESO - European Southern Observatory
“Uno de los hallazgos más intrigantes muestra que la parte central de la mancha, de un color rojo-anaranjado más intenso, es unos 3 a 4 grados más cálida que el ambiente que lo rodea”, dice el autor principal Leigh Fletcher. Esta diferencia de temperatura puede no parecer mucho, pero es suficiente para permitir que la circulación de la tormenta, que normalmente va en el sentido contrario de las agujas del reloj, en el preciso centro de la tormenta cambie hacia una débil circulación en el sentido de las agujas del reloj. No sólo eso, en otras partes de Júpiter, el cambio de temperatura es suficiente para alterar las velocidades del viento y afectar los patrones de nubes en los cinturones y zonas.
“Esta es la primera vez que podemos decir que hay una estrecha conexión entre las condiciones ambientales –temperatura, vientos, presión y composición- y el color mismo de la Gran Mancha Roja”, señala Fletcher. “Aunque podemos especular, seguimos sin saber con certeza qué elementos químicos o procesos están causando ese color rojo profundo, pero ahora sí sabemos que está relacionado a cambios en las condiciones ambientales justo en el corazón de la tormenta”.
Fuente: ESO - European Southern Observatory